
Uso responsable del lenguaje y los mensajes
Las palabras tienen poder. En periodismo, las palabras pueden informar, inspirar y conectar, pero también dividir, polarizar e incluso incitar a la violencia. La instigación -provocar odio, división u hostilidad- es un problema ético y social que todo periodista debe evitar.
Los peligros de la instigación
La instigación puede surgir cuando un periodista o una plataforma de medios de comunicación:
- Enfrentar consciente o inconscientemente a unos grupos contra otros.
- Se refuerzan los estereotipos o prejuicios.
- Llamamientos a la hostilidad o a la violencia.
- Emociones públicas manipuladas por reportajes sensacionalistas o unilaterales.
Las consecuencias de la instigación son graves: puede provocar la polarización de la sociedad, dañar la reputación de los implicados y mermar la confianza en el periodismo.
Principios éticos para evitar la instigación
- Objetividad y cuidado:
Identificar todos los hechos relevantes y dar a todas las partes la oportunidad de ser oídas (audiencia mutua). Las historias sensacionalistas aumentan el riesgo de instigación. - Evitar el lenguaje polarizador:
No utilice términos o expresiones que enfrenten a unos grupos con otros. Evalúe cuidadosamente si las palabras elegidas son neutrales y objetivas. - Respeto por los implicados:
Proteja la intimidad de las personas y evite el lenguaje acusatorio o despectivo. - Cuidado con los estereotipos:
Destacar los antecedentes étnicos, religiosos o culturales suele ser irrelevante y puede estigmatizar. - Evaluar el impacto de los mensajes:
Pregúntese si su reportaje podría tener consecuencias no deseadas, como revuelo o división. El periodismo responsable sopesa cuidadosamente el interés público frente al posible daño social.
Consejos concretos para periodistas
- Elija sus palabras con cuidado: Evite términos con carga emocional o que puedan provocar agresiones.
- Evite las generalizaciones: Basar las declaraciones en hechos y no en suposiciones o estereotipos.
- Centrarse en las soluciones: En lugar de resaltar el conflicto, intente contar historias que fomenten la conexión y el entendimiento.
- Factcheck a fondo: La desinformación puede alimentar tensiones y malentendidos. Asegúrate de que todos los hechos están comprobados y son correctos.
- Revise los encabezamientos y los títulos: Aunque los titulares sensacionalistas atraen la atención, pueden desencadenar emociones perjudiciales. Opte por títulos neutros e informativos.
Ejemplos de mensajes responsables
- Periodismo constructivo:
Las historias que contextualizan los conflictos y exploran posibles soluciones ayudan a fomentar la comprensión y la empatía. - Sin sensaciones innecesarias:
Informar de los incidentes sin centrarse excesivamente en emociones negativas o declaraciones hostiles. - Lenguaje inclusivo:
Utilizar un lenguaje que respete la diversidad y la igualdad, en lugar de una retórica polarizadora.
La frontera jurídica: la sedición
Según la legislación neerlandesa, la sedición (artículo 131 del Código Penal) es punible. Incitar deliberadamente al odio, la violencia o la hostilidad puede dar lugar a acciones judiciales. Los periodistas deben ser conscientes de la responsabilidad que conllevan sus palabras, tanto ética como legalmente.
¿Cómo respetar los límites éticos?
- Reflexione sobre sus mensajes: Pregúntese a sí mismo y a sus colegas si su historia es ética y evita el riesgo de instigación.
- Busca opiniones: Haga que los editores o los comités de ética revisen las historias delicadas por adelantado.
- Garantizar el equilibrio: Dar espacio a diferentes perspectivas y minimizar la unilateralidad.
Utilizar el poder de las palabras para conectar
Las palabras tienen el poder de dividir, pero también de conectar. El periodismo puede ser una poderosa herramienta para crear comprensión y empatía, siempre que los periodistas se atengan a normas éticas y utilicen el lenguaje con cuidado. Al responsabilizarse del poder de las palabras, el periodismo puede contribuir a una sociedad en la que la información se comparta no solo de forma justa, sino también respetuosa.
"Usar el lenguaje con responsabilidad no es sólo un deber ético, sino también un servicio a la sociedad".